Castillo (del latín
castellum, diminutivo de
castrum) es, según definición del Diccionario de la RAE, un lugar fuerte, cercado de murallas, baluartes, fosos y otras fortificaciones. Existe todo un conjunto de edificaciones militares que guardan analogías con el castillo, como el alcázar, la torre, el torreón, la atalaya, el fuerte, el palacio fortificado, la ciudadela o la alcazaba,
lo que hace que no siempre sea fácil asegurar si se trata o no de un
castillo propiamente dicho. Se tiene normalmente por tal el conjunto
formado por un recinto amurallado que encierra un patio de armas, en
torno del cual se sitúan una serie de dependencias y que dispone por lo
menos de una torre habitable.
Primeros castillos
Castillo de Turégano, provincia de Segovia, España.
Castillo de Bellver en Palma de Mallorca, España.
Si bien los primeros castillo datan del IX, su origen es más antiguo y tienen precedentes en la arquitectura militar de la Grecia clásica. En la Alta Edad Media
se utilizaba como cerco defensivo una mera empalizada de madera, pero
la evolución del armamento y de las técnicas militares hicieron
inservible este procedimiento; más adelante, se confió en la solidez de
las construcciones en piedra y en la altura de los muros que con este
material podía alcanzarse.
Aunque los castillos
proliferaron durante la Edad Media, el castillo no solo cumplía
funciones puramente castrenses, sino que servía también de residencia a
los señores de la nobleza y a los propios reyes, llegando con el tiempo a
ser un auténtico palacio fortificado. Si bien podía estar enclavado en
los núcleos urbanos, lo común es que se situase en lugares estratégicos,
normalmente en puntos elevados y próximos a un curso de agua para su
abastecimiento, desde donde pudiera organizarse la propia defensa y la
de las villas que de él dependían.
A partir del siglo XVI, con el ocaso del feudalismo
y la consolidación de las monarquías absolutistas, la nobleza
propietaria de los castillos los fue abandonando a cambio de mansiones
palaciegas en la corte. Por este motivo, y porque quedaron obsoletos en
su función militar, los castillos perdieron todo interés y decayeron
hasta la actual ruina de la mayor parte de todos ellos.
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